miércoles, 9 de junio de 2010

La cara oculta de la industria termosolar







Ocupación de la proyectada termosolar desde la perspectiva de Mojantes




Caralluma ha presentado recientemente alegaciones a dos proyectos de energía solar térmica de concentración que se encontraban en información pública, planificados para nuestra comarca (uno en el Campillo de Abajo en el T.M. de Caravaca de la Cruz y otro entre el Entredicho, Cañada de la Cruz y Los Odres). En realidad, se trata de un único mega-proyecto de 100 MW fraccionado de forma irregular en dos subproyectos de 50 MW, promovido por Photosolar Medina 3 y 4, S.L. La empresa promotora hace esta argucia para evitar que sea la Administración General del Estado quien tenga la competencia de evaluarlos ambientalmente y pasar este trámite por las comunidades autónomas de forma más simplificada. Sobre la imposibilidad de fragmentación se ha pronunciado tanto el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas como nuestro Tribunal Supremo y nuestra Audiencia Nacional y ha sido confirmada de manera reiterada por las Sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea como una práctica fraudulenta, por ejemplo en el asunto C 227/01 por tramitar de manera independiente diferentes tramos de un proyecto de desdoblamiento de una línea de ferrocarril.







Caralluma defiende la implantación de la energía solar, sin embargo rechaza frontalmente este mega-proyecto dividido en dos por su envergadura desproporcionada, que provocará unos impactos muy severos a todos los niveles que no se justifican en modo alguno por tratarse de una instalación solar. Ocupan una superficie gigantesca de 1140 hectáreas, un 20% superior a la extensión de la ciudad de Murcia. Todo este terreno, actualmente suelo fértil, ha de aplanarse, compactarse y llenarse de viales concéntricos donde no se dejará crecer la vegetación. Sobre él se instalarán unos 35.000 heliostatos (espejos móviles) de 60 metros cuadrados cada uno que reflejarán los rayos del sol a dos torres de concentración de 196 metros cada una (el doble de la Catedral de Murcia ). No existe todavía en España ninguna planta construida de esta magnitud.
El consumo de agua es enorme, ya que es necesaria para la generación del vapor y para la limpieza de los heliostatos, del orden de 500.000 metros cúbicos anuales, que pretenden obtener de los acuíferos del noroeste. En uno de los subproyectos mediante un pozo existente y en otro de ellos perforando uno nuevo y utilizando el sondeo ya existente de abastecimiento de Cañada de la Cruz , Los Odres, El Hornico y El Moral. Esto puede ocasionar una nueva presión sobre los recursos de agua subterránea que pueda poner nuevamente en peligro la existencia de manantiales y los usos económicos y tradicionales asociados a ellos.



El impacto paisajístico será sencillamente brutal. Se hace difícil imaginar la imagen de 600 hectáreas cubiertas de espejos y una torre central iluminada como un nuevo sol en la zona. Los reflejos incontrolados y las emisiones luminosas que se producirán podrían ser una gran molestia para los habitantes de la zona, en particular para las poblaciones de Cañada de la Cruz (1.200 metros) y los Odres, e incluso podrían provocar deslumbramientos a los conductores que transiten por la comarcal C-330.
Se trata de una pérdida total del medio rural y su industrialización masiva, lo que entra claramente en conflicto con las políticas de las administraciones, que durante años han estado fomentando y subvencionando las actividades agropecuarias, la conservación de la biodiversidad y el arraigo de la población en este medio rural. De hecho, hemos calculado que en la superficie que podrían ocupar los espejos, se han invertido entre 3 y 6 millones de euros a través de las subvenciones de la Política Agraria Común. En los estudios de impacto ambiental se destacan los puestos de trabajo que llevará este mega-proyecto, que cuantifican en unos 80 o 100 permanentes. Sin embargo, se les ha olvidado restar los puestos de trabajo que desaparecerán al eliminar el uso agropecuario actual. Hacen falta muchas horas de trabajo para cultivar 1140 hectáreas, pastorear miles de ovejas y cabras, cuidar colmenas, etc.. Es evidente que si hay alguna ganancia neta en puestos de trabajo ha de ser mínima. Además, el impacto de estas instalaciones será muy negativo sobre el turismo rural de la zona, en particular la planta que se encuentra cerca de Los Odres y Cañada de la Cruz, donde tiene una cierta importancia esta actividad.
La fauna sufrirá un impacto muy severo. Comunidades completas de aves, mamíferos y reptiles perderán su hábitat ya que, como hemos indicado, esta instalación precisa de una superficie limpia, compactada y sin vegetación. Las especies que más sufrirán las consecuencias será el Cernícalo primilla, especie catalogada como en peligro de extinción en la región de Murcia, cuya principal colonia a nivel regional se encuentra a escasos 300 metros de la planta. Al eliminar 600 hectáreas de su área de campeo, el propio estudio de impacto ambiental del proyecto admite su más que probable desaparición. El Buitre leonado, que anida en la sierra de Mojantes a unos 700 metros de la planta, también puede ser uno de los grandes perjudicados. Aves rapaces muy escasas como el Alcotán o el Búho chico anidan en la misma zona de la planta, y entre las que la utilizan como área de campeo podemos citar al Águila real, Águila culebrera, Aguililla calzada, Halcón común, Búho real, Lechuza común, Cernícalo vulgar o Busardo europeo. Tenemos observaciones aquí de Aguilucho cenizo, Milano negro, Alimoche e incluso Quebrantahuesos. Una gran cantidad de aves esteparias que habitan estas planicies serán desplazadas, como el Sisón, el Alcaraván, Collalba rubia y gris, etc.
CARALLUMA ha defendido y defenderá siempre la implantación de energías renovables, en particular la solar, pero consideramos necesario una adecuada planificación territorial, de forma que haya criterios racionales que eviten que sea el mero beneficio económico de las empresas el factor que decida su ubicación. Según nuestro punto de vista es necesario dar prioridad a los proyectos con un bajo consumo de agua, como la energía fotovoltaica frente a la termosolar, emplazar las grandes plantas en zonas más cercanas a los grandes centros de consumo, como ciudades y zonas industriales, evitando los fuertes impactos de largas –y cada vez más grandes- líneas de alta tensión, distribuir las centrales de forma que no se concentren en una sola zona creando una suma de afecciones y sobre todo fomentar pequeños proyectos de bajo impacto que satisfagan demandas locales.

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