EL PINAR DEL CERRO DEL CASTILLO DE CARAVACA, ABANDONADO.
Caralluma envía al Ayuntamiento escritos, fichas técnicas y fotografías para que sus responsables de jardines identifiquen y sepan qué plagas deben tratar urgentemente.
El pasado mes de mayo componentes de la Asociación Caralluma observaron que nueve Pinos carrascos (Pinus halepensis) y un Ciprés (Cupressus sempervirens) de las laderas del cerro del castillo de Caravaca se habían secado. Tras el análisis por asesores de CARALLUMA del estado de salud del pinar el 28 de mayo, dos días después, casualmente, los servicios municipales se limitaron a cortar los pinos muertos, bajo los criterios del refrán: muerto el perro, acabada la rabia. Nunca más lejos de la realidad. La afección del pinar tiene un precedente que se remonta a 
enero del 2004, entonces, CARALLUMA dirigió un escrito al Alcalde en el que expresaban la preocupación por la conservación de los pinos, pues se estimaron más de quince mil orugas de Procesionaria del pino repartidas en torno a 300 bolsas-nido en estas coníferas. Cuatro años después, con insuficiente mantenimiento por parte de los servicios municipales, la procesionaria sigue abundando, debilitando los árboles. El estrés hídrico del pasado otoño e invierno y la falta de suelo con humus han hecho el resto, predisponiendo a los árboles más debilitados por estos factores al ataque masivo de los escolítidos de los pinos. En los últimos años, CARALLUMA ha detectado ataques aislados por estos insectos perforadores a otras cuatro coníferas del entorno de la Basílica de la Stma. Cruz de Caravaca y a un longevo pino en el Barrio Nuevo, lo cual se le comunicó verbalmente en su día a responsables municipales. No se tomaron entonces las medidas fitosanitarias oportunas y ahora la afección es masiva y se desarrollan los daños de la plaga, pues en las vertientes sureste y oeste del cerro e incluso en pinos grandes del canapé del Castillo, se pueden comprobar fácilmente los orificios por donde alivian resina los troncos de otros 17 árboles afectados. Entre febrero y abril y, según la climatología, también en septiembre, se producen los ataques de estos escolítidos que horadan una galería bajo la corteza de las coníferas para reproducirse, una vez desarrolladas las larvas, la muerte del árbol es segura. Hoy, la vertiente sur ya se ha quedado sin pinos y aparecen pinos muertos en arboledas aisladas, como en el campo municipal de fútbol. De no tomarse medidas urgentes, el pinar de las laderas más soleadas y suelo más pobre del cerro del castillo pasará a la historia. Es una contradicción que siendo éste el lugar más emblemático de nuestra Ciudad Santa, que debería serlo para las autoridades competentes, seamos testigos de los devastadores efectos del desprecio y abandono en la gestión de las zonas verdes y parques de nuestro pueblo. Este gobierno municipal, conociendo la situación del pinar, ha sido incapaz del mantenimiento de los pinos del cerro del Castillo, así, dudamos mucho que sea capaz de trasplantar y conservar con vida los grandes árboles del rechazado parquin subterráneo de Ciudad Jardín.
Asociación CARALLUMA.
11.06.08
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